Despertar, el sonidos de viejas tonadas Punk suenan mientras las luces de mi cuarto se encienden, es verano la ventana esta abierta y el fresco aire de la mañana entra suave, la vida del los suburbios es tranquila durante la noche y a esta hora todos van despertando poco a poco.
La ducha siempre reconforta con el agua temperada, pero no hay que abusar del gas, podría haber cortes y su costo va subiendo.
El desayuno es ligero, tostadas intégrales, nada transgenico, huevos naturales, caros pero sabrosos, invertir en comida decente es necesario, la dieta local esta basada en productos sintéticos, jugos con sustancias prohibidas hace décadas se siguen vendiendo en los locales cercanos, hay que ser cuidadosos de lo que se come si se quiere ser sano.
Salgo por las veredas del barrio, poco alentador el panorama, los perros hurgan la basura descuidada por sus dueños y la humedad de las cañerías averiadas arrastra restos en pequeños riachuelos.
En la parada de Autobús, todos pelean por un cupo dentro del vehículo, solo a veces se respeta a los ancianos o las mujeres embarazadas, poco que hacer, enojarse con gente sin educación es como retar a un perro por orinar un poste.
El viaje hasta la ciudad es tediosa, largas filas de autos y buses congestionan las arterias de la ciudad y eso que esta no es la capital del mundo, siempre escucho música con mi reproductor pequeño y liviano, no puedo dejar de notar que aún hay quienes tienen esos incómodos CD players, llego hasta la estación del Metro mas cercana y desde ahí conecto en tren subterráneo hasta el centro de la ciudad (aún no lo llaman Downtown, pero pronto lo harán), en el camino, una conmovedora escena llama mi atención y tomo una foto con la cámara de mi celular, mientras continuo caminando la publico en Internet.
Las calles del centro no son muy diferentes en su decoración a las calles de mi barrio, basura y perros, solo hay de aditivo algunos vagabundos y limosneros. Lentamente la urbe se va llenando de sus habitantes temporales, las pesadas cortinas de los locales comerciales se abren al unísono y en su interior los maniquíes sonríen a los transeúntes mientras se enciendes las luces para mostrar lo bien vestidos que podríamos llegar a ser.
Un alto y esbelto edificio corporativo se muestra ante mi, con la luz de la mañana parece un templo de vidrio y acero industrial, sólido e imponente, en lobby un guardia sonríe tranquilo sabe que sus compañeros lo resguardan desde la sala de video oculta tras las paredes de concreto.
El elevador va hacia arriba y una cordial voz indicando los pisos y las oficinas que hay en ellos. Al llegar a mi piso hay algo de atochamiento para ingresar (todo normal), censores biométricos y una clave secreta nos permiten el ingreso a las dependencias, antes de entrar voy por un café, el personal de aseo siempre es cordial, son de ciudades mas australes, mas sencillos y amenos.
Paso a través de la puerta y el aire acondicionado de la oficina alivia el calor de la caminata, saludo a mis compañeros y también a las jefaturas, siempre nos observan desde sus puestos, nadie lo dice pero “Control” es lema.
Mi puesto de trabajo es muy diferente al de mi antiguo empleo, el otro era un pequeño cubículo apretujado de una miserable oficina mal acondicionada, llena de ratas y con una alfombra que olía a café derramado y comida rancia, además sin control de la temperatura.
Me siento y regulo mi silla para más comodidad, estaré ahí las próximas horas, refriego mis ojos y trato de relajarme mientras me pongo los lentes, me conecto al sistema y la red se abre ante mí.
La mayoría de los casos reportados son cosas sin importancia y son descartadas por no tener merito, sin duda solo fueron un error en los datos, pero siempre hay actividad en la noche y debo ser precavido, los chicos malos saben ocultar sus huellas.
Esta todo ante mi, se donde esta el cliente, se de donde viene, en ciertos casos puedo adivinar donde estará. Sydney, Tokio, Budapest, Washington, Berlín, Hong Kong, estoy alerta, insisto, nadie lo dice pero Control es el lema.
Algo llama mi atención, comienza la cacería, ser veloz marca la diferencia, despliego las pantallas, los caracteres me revelan lo que necesito saber, los códigos son sencillos están diseñados para este trabajo, New York y Bangkok con 2 segundos de diferencia, no creo que este tipo pueda volar más rápido que yo, acceso a los registros telefónicos, discar es fácil, llamando, un par segundos después tengo al hombre en la línea y pienso:
I got you!...